22 noviembre, 2013

EL MUSEO LE CORBUSIER, ZÚRICH

El Museo Le Corbusier o Heidi Weber ubicado en Zúrich, Suiza, es el último trabajo del famoso arquitecto suizo-francés, y que está precisamente dedicado a su obra albergando algunas de sus pinturas esculturas, mobiliario, escritos y maquetas de algunos de sus trabajos.



El edificio fue encargado en 1960 y tras muchos cambios fue inagurado en 1967, dos años después de la muerte de su creador.



El edificio se ubica no lejos del lago Zúrich, en un pequeño parque. Llama la atención la orientación del edificio que se emplaza diagonalmente a diferencia de todos los edificios de la zona qué significa paralelos a la dirección del lago

En el museo Le Corbusier concretiza el espíritu de su teoría proyectual estableciendo un diálogo entre arquitectura y arte y fue llevado a cabo gracias a la sociedad con su amiga Heidi Weber dueña de una galería de arte en Zúrich.





En el museo destacan claramente dos elementos: la cobertura y el cuerpo del edificio.

Le Corbusier ideó la cobertura el pabellón originalmente en concreto armado pero fue posteriormente convencido de realizarlo en metal. Esta estructura metálica compuesta por planchas metálicas de 5 mm de espesor, fue diseñada sobre la base de dos cuadrados de 12 x 12 metros de lado y se sostiene por pilares de 9 metros de altura, que se encuentran a la mitad de los lados del edificio dejando las esquinas libres.



 Este detalle, al igual que su conformación, plegada como un origami, le dan un carácter ligero y dinámico.




Bajo el techo el cuerpo del museo se organiza en módulos cúbicos de 2.26 metros de lado, que corresponden a las medidas del modulor. Su disposición refleja la teoría del crecimiento infinito algo que había propuesto en sus museos en Tokio y Chandigarh.



El techo fue prefabricado en una fábrica de acero y, posteriormente , en las unidades más grandes posibles . transportado al lugar de construcción , donde se ensambló en el suelo. Las dos alas del techo fueron finalmente soldadas, izadas por una grúa a su altura final (9 m )  y fijadas en los pilares .
Con el marco se completó el proceso de construcción, el cual se benefició de la protección de la cubierta independiente que en ese momento que ya estaba colocada en su lugar. Consiste en cubos de 2,26 x 2,26 m ( piezas de acero afiladas - 3mm de espesor), que se están ensamblados en el sitio .

Las paredes, ventanas, aberturas y pisos a continuación se atornillaron a la estructura de acero . Las paredes se componen de paneles esmaltados que miden 1,13 x 2,26 m .



La colocación de estos paneles de esmalte fue planeada de acuerdo con un sistema rítmico, en particular. un sistema que podría ser adaptado para cualquier otra composición preferida. Después, todo el complejo fue colocado sobre una planta baja de hormigón.




El edificio tiene dos plantas - cinco habitaciones de un piso y dos de doble nivel.
Al construir el complejo de edificios . Se utilizaron más de 20.000 pernos.






Al interior del edificio se organiza en dos niveles y un sótano. El programa incluye, además de las salas de exposición, un  salón de actos, un comedor y terrazas




VER TAMBIÉN:
- OTRAS OBRAS DE LE CORBUSIER.

11 octubre, 2013

DIÁLOGOS: PAISAJES DEL MUNDO


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En el Museo de Arte Contemporáneo de Vladivostok, Rusia, ARTETAGE, se viene realizando la exhibición fotográfica personal "Diálogos: Paisajes del Mundo".

MÁS ALLÁ DE LA FRACTURA
1. Templo de Angkor Wat, Camboya
2. La monumental Tesorería en Petra, Jordania, vista desde el ondulante pasaje llamado Siq.


La muestra se compone de una serie de pares fotográficos, representando diversos paisajes, separados en tiempo  y espacio pero unidos por una idea común, ya sea formal o simbólica, sugerida sutilmente por un título.

Sin embargo, espectador es invitado a establecer esta conexión, y de esta manera se convierte en agente del diálogo entre ambos lugares.

ENREDADOS
1) Ruinas del templo de Ta Prohm, Camboya, invadido por la jungla. 2) Detalle del moderno Estadio Olímpico de Pekín, China, que evoca un "Nido de Pájaro"


Esta muestra es una selección de lugares presentados en este blog.


VER TAMBIÉN:

01 octubre, 2013

UNA VISIÓN SOBRE ARQUITECTURA MEXICANA. INTRODUCCIÓN


Tengo el sumo placer de incluir en este blog una serie de entregas sobre arquitectura mexicana. A través de miles de años la arquitectura mexicana ha logrado destacarse por su calidad, colorido y belleza. Para este fin, cuento con el invalorable aporte del arquitecto Francisco Pérez Vilchis* quien, ha tenido la gentileza de compartir sus ideas y conocimientos sobre este fascinante tema.


1.- PROLOGO
Son innumerables las ocasiones en las que se habla de la cultura mexicana sin mencionar siquiera a la arquitectura. La aberración no puede ser mayor: la arquitectura no es sólo la más conspicua de las artes, aquélla de la que nadie puede sustraerse; es la que conforma con mayor claridad uno de los rostros de determinado grupo humano y tiempo histórico, la que define con mayor contundencia la identidad del hogar colectivo: en el caso particular de México. Además de todo eso, la arquitectura ha sido un fiel espejo de nuestras pasiones, contradicciones y búsquedas, de nuestras auto-traiciones y aciertos, de nuestras más nobles pesquisas intelectuales y nuestras más flagrantes injusticias sociales. La arquitectura a lo largo de la historia -desde la precolombina, hasta la que hoy mira con ilusión el inicio de un nuevo siglo, ha sido una de las manifestaciones más ricas, fascinantes y representativas de nuestra cultura nacional.





Lo que intenta este sencillo texto, es una breve radiografía arquitectónica que nos permita ver de manera simple, la arquitectura del México antiguo, al México reciente. En ella podremos reconocer la grandeza y perfección de lo construido en la era precolombina, a nuestra proclividad por los modelos extranjeros, los paradigmas con que nos siguen deslumbrando los imperios y nuestras ininterrumpidas colonizaciones, lo mismo que las luchas, no siempre bien encaminadas, por descubrir, inventar o forjar lo que verdaderamente somos, por preservarlo y hacerlo florecer. Veremos aparecer diversos proyectos de nación que han tenido los regímenes en turno, y los que grupos privados, crecientemente fuertes y protagónicos, han ido introduciendo entre nosotros. Estarán aquí presentes los caprichos de tantos funcionarios que conciben las magnas obras como monumentos al sistema y a sí mismos, y la labor silenciosa de grupos marginados que, acumulando lo que van pudiendo, han construido (o amontonado) sectores ya amplísimos de nuestras ciudades.
Esta mezcla de ingenio, grandeza, monumentalidad, autoafirmación y xenofilia, esta combinación de ingenio técnico, voluntad creadora y hondura cultural, este amasijo de complicidad y corrupción, con la puesta en marcha de hidalgas cruzadas personales y colectivas, este engendro de profundas convicciones, arbitrariedades, de necedad, de vulgar economía, y talento claro, esta amalgama contra-natura de frivolidad y poesía, han dado como resultado el producto notable que es la arquitectura mexicana.
Nuestra buena arquitectura no ha pasado su historia en un mundo de exquisiteces y embelesos. Ha sido militante de las mejores causas, de nobles luchas sociales y reivindicaciones artísticas. Ha aprendido de la experiencia ajena, ha reflexionado mucho, ha creído en su lugar como parte y constructora del futuro nacional.
Podremos sorprendernos al saber que al día de hoy, no hemos sido capaces de conocer quiénes fueron los verdaderos constructores de Teotihuacán. También podremos comprender hasta qué punto el porfiriato, sentó las bases firmes sobre lo que hemos edificado después y cuáles fueron las razones profundas por las que limpias inteligencias pugnaron por resucitar – equivocadamente para mí, la arquitectura de nuestros ancestros prehispánicos y coloniales. (Tendencia esta última que, degradada hasta el fondo, prospera todavía en nuestros tiempos) Quien solo de un vistazo a las ilustraciones, ignorará las batallas por convertir la razón arquitectónica en instrumento de equidad social. La admirable tenacidad de nuestros heterodoxos y la forma en la que México ha estado a la vanguardia de la tecnología constructiva en el mundo, desde hace muchos siglos.


Otra sorpresa que se llevará el lector, será la de comprobar que en la arquitectura el centralismo ha sido menos fatal que en otros campos, y que artistas de todo el país, han hecho aportaciones trascendentes. Podremos preguntarnos: ¿Existe de verdad, o ha existido, una arquitectura mexicana? Pienso que sí, tanto como han existido una pintura, o una escultura mexicana, aunque obviamente con modalidades propias. A pesar de que todas las grandes corrientes universales han tenido en México seguidores, en sus mejores ejemplos no se han realizado simples transcripciones, sino interpretaciones con una distinta sensibilidad y desde la cultura nuestra, adecuándose además a las condiciones climáticas, tecnológicas y económicas de esta realidad. El uso del color, por ejemplo, o la voluntad pertinaz de contar con el aporte de la pintura y -en grado menor- de la escultura, o un tratamiento de los espacios abiertos singular y cargado de alusiones, o la combinación de texturas y materiales disímiles, son señas definitorias, elementos que retoman y renuevan una tradición y legitiman aportaciones al mundo.
Además están quienes han recogido la herencia popular, de nuestras regiones y la han reinterpretado con una sabiduría y una fuerza creadora que en México han sido particularmente exitosas. En los grandes momentos de nuestra arquitectura ha existido la convicción, por parte de quienes la hacen y quienes la patrocinan, de que no se trata nada más de resolver y resolver bien problemas de uso, sino de hacer ciudad. De construir cultura, de fraguar identidad, y de darle mediante ese trabajo, existencia tangible a una abstracción llamada México.


A pesar de los grandes ejemplos precolombinos, la arquitectura tradicional ha sido capaz de levantar notables edificios y conjuntos de estos; pero no ha sido capaz de preservar ni crear ciudades armónicas. Con muy pocas excepciones –por lo común, solo en aquellas en las que el pasado sobrevive y en las que la arquitectura de hoy ha intervenido limitadamente. Nuestras urbes, mayores y pequeñas son ya verdaderos pozos de fealdad desorden e incoherencia, la falta de verdaderos controles edilicios, la aplicación laxa de leyes y reglamentos, la sumisión ante los poderosos, la enajenación del mercado, el individualismo exhibicionista de muchos profesionistas, y sobre todo, la falta de compromiso y talento, han consumado el desastre. Las intervenciones de arquitectos “modernos”, en ámbitos ó en edificios históricos –en las que yo tengo tanta fe, han sido la mayoría de las veces desafortunadas, cuando no, francamente destructivas.
Por si todo esto fuera poco, comúnmente nuestra arquitectura y nuestro urbanismo ni han respetado a la naturaleza, ni han sabido sacar provecho a sus múltiples dones. Igualmente se ha desarrollado una arquitectura “prestigiosa” que solo parece ser capaz de buenos logros, cuando tiene a su disposición caudales de recursos ilimitados, violentando la dimensión ética y social de su quehacer.




Así, la arquitectura mexicana, también ha cometido errores gordos, sin mencionar la aplicación extra lógica y servil de modas espurias. Por esas y otras culpas, han pagado justos por pecadores: El asolamiento y adulteración de los productos arquitectónicos de nuestro siglo, incluso en sus ejemplos más destacados, se ha producido extensamente ante nuestra mirada indiferente. La primera víctima del desprecio fue la arquitectura precolombina, vista por el conquistador como enemigo a vencer, para imponer –de manera literal, la representación de su imperio. Otra víctima significativa fue la arquitectura porfiriana, vista por muchos como algo abominable, como un producto desnacionalizante de una era políticamente maldita, edificios de “mal gusto" que convenía quitarnos de encima. De Mérida a Guadalajara y a la ciudad de México, barrios enteros cuya única falta, cuyo único “pecado” era el reflejar el clima de su momento, fueron destrozados para abrir paso a la nada, fracturando gravísimamente la continuidad de nuestro legado. Pero no sólo esa arquitectura ha sido diezmada: la especulación inmobiliaria y los proyectos de "urbanismo político" han acabado con verdaderos tesoros más recientes, y la ignorancia, la soberbia y la estulticia han desfigurado a muchos otros.
En estas tierras desasosegadas, la naturaleza ha sido también implacable devastadora: ciclones e inundaciones, y sobre todo terremotos, han echado abajo edificios cuyas excelencias estéticas y funcionales eran, por lo visto, mayores que sus virtudes constructivas. Particularmente, el macro-sismo de 1985 en la ciudad de México demolió o dañó sin remedio piezas clave de nuestro acontecer arquitectónico y cultural. Y la oportunidad irrepetible de enderezar ciertas áreas de la capital a partir del estragamiento, no fue aprovechada cabalmente.


Este escrito nace con tres propósitos: primero, el de desagraviar a una actividad crecientemente vista con el más chato pragmatismo, y que por el contrario constituye, como dije al principio, un precioso, contradictorio, complejísimo y apasionante testimonio de la vitalidad de nuestra cultura; segundo, intentar una lectura fresca de la arquitectura mexicana, mediante un acercamiento crítico y desprejuiciado a ella, y tercero, poner en su lugar a épocas, tendencias, áreas geográficas para un fácil acercamiento. Es claro que estos propósitos se lograron sólo en parte: habrá que proseguir la tarea. También, reconocemos que nos hemos establecido poco espacio: prácticamente todos los capítulos, los apéndices e incluso las viñetas con los que se arma este escrito, tienen sustancia para convertirse en largos ensayos por sí solos; confío en que aparecerá quién los realice.

Universidad Nacional de México

 A veces pienso que éste es un escrito ambicioso en exceso: no se ha querido dejar afuera casi nada. Sin embargo, es tan vasta la riqueza y tan grandes y abundantes los espacios por llenar, que la ambición imposible se comprende. Y ahora, una simple aclaración: Jamás se pensó en este ensayo como: La obra definitiva, como la interpretación final y totalizadora: eso no existe para las cosas vivas. Aquí se expone, tan sólo, un escrutinio hecho de manera simple y de buena fe, desde mi óptica particular. Espero que vengan nuevos aportes que amplíen nuestras perspectivas, enriquezcan nuestros análisis, e incorporen elementos valiosos que pudiesen ser injustamente olvidados.



Para quienes han hecho posibles los grandes valores de nuestra arquitectura, este sencillo escrito es un reconocimiento y un homenaje. Para quienes han propiciado sus defectos, descuidado y deformado a nuestras ciudades; para quienes se han mostrado incapaces de atajar la miseria que ha puesto a la arquitectura fuera del alcance de mayorías que no menguan, es una inculpación y una querella. Para los que en el futuro tengan en sus manos nuestra casa común, y levanten los edificios dentro de los que -o entre los cuales- discurrirá la vida de todos nosotros, es un recordatorio de que tienen allí, indeclinable, un compromiso con la historia, con la imaginación, con las raíces y el porvenir, con la justicia y la verdad, con la cultura, la sociedad y la naturaleza.
Ojalá que nuestra arquitectura logre aportar lo suyo para la construcción de un México mejor, sin perder sus enormes raíces y ricas tradiciones, una expresión que nos distinga del mundo, que tenga vida y que siga siendo México. Ojalá que, a su vez, nosotros sepamos agradecer a esta arquitectura, a este noble oficio, lo mucho que ya le debemos.



* Francisco Pérez Vilchis, arquitecto graduado por la UNAM, ha colaborado para varios de los despachos más importantes de arquitectura en México. Ha participado en múltiples obras, y ha sido galardonado como ganador de la I Bienal de Arquitectura 1998, en las categorías de Arquitectura Industrial y Edificación Diversa. En 2006 construye al lado del Arq. Ricardo Legorreta Vilchis, el Hotel “La Purificadora” en Puebla, obra premiada a nivel internacional; Desde 2006 tiene participación directa en diversos proyectos en Phoenix Arizona E.U. Realiza en 2009, su primer proyecto para una tienda minorista en Brasil; En 2011 obtiene la Certificación Internacional APEC. En 2012 formaliza operaciones en Brasil, dirigiendo la empresa Zcala Brasil Arquitetura LTDA con sede en Porto Alegre. Desde 1993 está al frente de la empresa. Es miembro de la FECARM (Federación de Colegios de Arquitectos de la Republica Mexicana) miembro AIA (American Institute of Architects) y miembro UIA (International Union of Architects).

02 agosto, 2013

EL CIRS Y EL DISEÑO REGENERATIVO.

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La mayoría de los llamados edificios sustentables o “verdes” tratan de reducir los impactos que producen en el ambiente, tanto en su construcción como en su mantenimiento. En términos simples, se trata de que un edificio sea “menos malo”, asumiendo que inevitablemente su existencia tendrá un saldo ambiental negativo.
El concepto de “Diseño Regenerativo” asume una actitud proactiva y va más allá de la práctica tradicional de diseño sostenible. Los edificios regenerativos no solamente reducen su consumo de energía a cero, sino que que recolectan, generan y distribuyen recursos renovables a su alrededor, mejorando el balance ambiental de su entorno.

Un ejemplo de ello es el Centro para la Investigación Interactiva sobre Sostenibilidad (Centre for Interactive Research on Sustainability) o CIRS, recientemente erigido en la Universidad de la Columbia Británica UBC en Vancouver, Canadá, un proyecto de Perkins + Will.




Las estadísticas del edificio son impresionantes. Por ejemplo, no se requirió para su construcción concreto ni acero estructural, reduciendo considerablemente la huella ambiental. El total del agua que consume el edificio es recolectada de la lluvia y el total de sus residuos son reciclados in situ.



La principal estrategia para lograr un diseño con balance positivo de CO2 fue el uso masivo de madera, en particular un tipo de pino que al ser atacado por un escarabajo deja cicatrices que lo hacen poco atractiva para acabados finos o construcción. Debido al cambio climático estos escarabajos, que solían morir en el clima frío, han logrado adaptarse y tener una explosión demográfica, produciendo la muerte de enormes cantidades de pinos cuya madera por lo general es despreciada por la industria. Esta madera ha sido utilizada tanto en la estructura como en acabados y mobiliario, y brinda un ambiente de calidez al edificio, no sólo en términos climáticos sino también psicológicos.


“La madera es el material constructivo más sostenible, un recurso rápidamente renovable. Desde el punto de vista estructural, los modernos materiales fabricados como manera laminada y pegada han incrementado la dureza de la madera hasta tener una mucho mayor capacidad estructural. Finalmente, la calidez que la madera trae al edificio, crea una atmósfera simplemente fantástica”
Paul Fast, ingeniero estructural.


Foto cortesía de CIRS

Sin embargo, el uso abundante de madera genera un riesgo de incendio, por lo que además de haber sido creados con aisladores especiales, el edificio cuenta con un sistema anti-incendios, que se surte de una cisterna subterránea que a su vez es alimentada con agua de lluvia.

Foto cortesía de CIRS

La fachada presenta unos paneles que acogen vegetación estacional llamada la “pared viva”, que brinda sombra durante el verano y permite el paso del calor solar en el invierno.


El jardín exterior se riega con agua de tormenta que es medida gracias a un embalse por goteo y que finalmente va a desembocar a un acuífero subterráneo.



El edificio es atravesado diagonalmente por una senda que recoge el trazo de un antiguo camino preexistente.


Esto permite separar a la esquina como un triángulo acristalado, que a la vez que da ligereza a la composición del edificio, alberga un interesante biofiltro acuático solar. Éste consta de una serie de tanques con plantas que absorben y procesan naturalmente los desechos generados en los baños del edificio. El agua procesada sirve para irrigar tanto la pared viva como el jardín interior.


Otro elemento notorio en la fachada son los paneles fotovoltaicos en las fachadas este y sur que permite cubrir parte de la demanda energética del edificio. El resto es recolectado del exceso energético de un edificio cercano y convertido en energía en una pequeña central geotérmica.


Al interior, el edificio se organiza en torno a un gran atrio, que le brinda generosa iluminación natural al interior, a la vez que posibilita ventilación natural sin necesidad de sistemas de aire acondicionado, utilizando el efecto chimenea para circular el aire por convección. A su vez, se aprovecha la orientación del edificio para optimizar su exposición a la luz.


En la planta baja se ubica un auditorio con capacidad para 423 personas, naturalmente iluminado por una claraboya lateral que se encuentra junto al jardín interior (de hecho el jardín se ubica sobre el techo del auditorio).


El auditorio utiliza también madera tanto en las vigas estructurales como en los acabados y parte del mobiliario.



 

Si se observa con detenimiento se puede ver las cicatrices que dejaron los escarabajos mientras iban horadando la madera de los pinos.



Por estas características, el CIRS es reconocido como uno de los edificios más innovadores de América del Norte. Además de sus cualidades como edificio regenerativo experimental, es un centro que permite el estudio y la difusión de nuevas ideas para el diseño sustentable.

VER TAMBIÉN:
- ARQUITECTURA SUSTENTABLE

 
Junto al Profesor Ronald Kellett, quien gentilmente me mostró el edificio y comentó muchos de los datos que he transcrito en este blog